Vivir como las flores | Cuentos cortos y educativos para niños
Un joven se acercó a su maestro y le dijo:
—Maestro, ¿qué debo hacer para no sentirme molesto con algunas personas? Unas hablan demasiado, otras son ignorantes, algunas son indiferentes. Siento rabia por aquellas que son mentirosas y sufro con las que calumnian.
El maestro, con calma, respondió:
—Pues vive como las flores.
—¿Y cómo es vivir como las flores? —preguntó el discípulo.
—Pon atención a esas flores —continuó el maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín—. Ellas nacen en el estiércol, y sin embargo, son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo que brota de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
El maestro hizo una pausa y añadió:
—Es justo angustiarse por las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse.
—Ejercita, pues, la virtud de rechazar todo lo malo que viene de otros y perfuma la vida de los demás haciendo el bien.
—Eso es vivir como las flores.
La moraleja de la historia es que debemos aprender a manejar nuestras emociones y no permitir que las acciones o defectos de los demás nos afecten negativamente. Al igual que las flores, que extraen lo útil del estiércol pero no permiten que el mal entorno las corrompa, nosotros podemos rechazar lo negativo y enfocarnos en lo positivo. La verdadera sabiduría radica en no dejarnos arrastrar por la rabia o el sufrimiento debido a las imperfecciones de los demás, y en cambiar nuestra actitud para hacer el bien y vivir con serenidad.
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